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jueves, 6 de agosto de 2015

El Becerro

 

     
El Becerro
     
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         El ganado conforme a su género. Muchas veces al bajar una manada, traíamos manadas enteras de ganado y los pequeños becerros, yo me preguntaba, ¿cómo hacían para reconocer a su propia madre? Pues, ellos, al bajar de las montañas, el ganado estaba todo mezclado. Una—una—una vaca que está con su becerro, quizás un becerro con hambre pudiera nutrirse un poco de otra madre, si tiene mucha hambre; pero cuando los deteníamos allá en la pradera, esa mamá pasaba a través de todas las vacas y becerros hasta encontrar al suyo, y él becerro estaría corriendo hacía su mamá. El conocía ese cierto sonido en su bramido. Y ella estaba bramando por ese becerro, y las otras madres estaban bramando a tal grado que uno ni siquiera podía oír sus propios pensamientos, sin embargo ese pequeño becerro sabe encontrar ese cierto llamado de su madre, porque es parte de la madre.

Y un Cristiano nacido de nuevo del Cielo, él es parte de esta Palabra. Correcto. A otra madre él no seguirá. Él es parte de la Palabra. Él se queda con la Palabra. “Si la trompeta diere un sonido incierto, ¿quién puede prepararse para batalla?”, dijo Pablo. [1 Corintios 14:8] El conoce el sonido de la Palabra. Fíjense como—como es esto, la mano predestinada de Dios siguiéndolos siempre. Él sabe que él fue ordenado, y que está en la Verdad del Evangelio. Él sabe que nació por el Espíritu de Dios. Él sabe que el Espíritu de Dios no puede negar la Palabra de Dios, por lo tanto a un extraño él no seguirá. Fíjense cómo...

65-0120 No Te Apoyes En Tu Propia Prudencia (Pf 59-60)