Ni por un momento traigo yo un Mensaje a las gentes con la intención de que me sigan a mí, o que se unan a mi iglesia, o que vayan a comenzar algún compañerismo u organización. Nunca he hecho eso y no lo haré ahora. En esas cosas no tengo interés, pero si tengo interés en las cosas de Dios y de Su pueblo, y si puedo lograr una sola cosa, entonces estaré satisfecho. Esa cosa es ver establecida una verdadera relación espiritual entre Dios y los hombres, por medio de la cual los hombres llegan a ser nuevas criaturas en Cristo, llenos de Su Espíritu, y viviendo de acuerdo a Su Palabra. Yo invito, ruego y aconsejo que todos oigan Su Voz en esta ocasión, y rindan sus vidas completamente a El, aun como confío en mi corazón que le he entregado mi todo. Dios le bendiga, y que su corazón regocije en Su venida. Amén.